Consecuencias
confinamiento

Limitar al máximo el movimiento de los ciudadanos es una de las medidas que las autoridades de todo el mundo han recomendado para detener la propagación del COVID-19 a nivel mundial. Todos tenemos la obligación de quedarnos en casa, sin embargo, el aislamiento y la cuarentena pueden tener un impacto psicológico negativo en los niños/as (y también en los adultos).
Cualquiera que tenga niños y niñas pequeños o trate con ellos a diario sabe que tenerlos encerrados en casa puede ser un auténtico desafío. Sin embargo, en este caso el desafío va un poco más allá. Las experiencias de China y otros países que ya han pasado las primeras semanas de cuarentena nos dicen que esta situación puede llegar a tener un impacto psicológico en muchas personas y también en los niños y las niñas.
En el caso de los niños/as los efectos negativos del confinamiento pueden ser superiores debido a una serie de elementos como pueden ser:

- Los niños/as están en proceso de desarrollo y dependen en mayor grado del entorno para regular sus emociones y sus conductas. Cuando este entorno cambia, como es en el caso del confinamiento, se podrá detectar con mayor probabilidad dificultades en la regulación emocional y conductual.
- La necesidad de hábitos y rutinas: las rutinas y los hábitos ayudan a los niños/as a regularse, siendo especialmente sensibles a los cambios en los mismos. Por tanto, el confinamiento, el cual conlleva un cambio significativo en las rutinas y los hábitos, tendrá, con una elevada probabilidad, un impacto superior en los niños.
- La necesidad de actividad motriz al aire libre: el movimiento es imprescindible para el desarrollo de los niños/as y les ayuda a regular sus emociones. La situación de confinamiento, sobre todo en entornos urbanos, limitará de forma significativa la posibilidad de los niños/as de moverse en espacios abiertos.
- La necesidad de interactuar con iguales: la relación con otros niños/as es un elemento central en el día a día de estos, y este aspecto puede quedar claramente limitado durante el confinamiento.
- La necesidad de situaciones de estabilidad y certeza. Para el desarrollo saludable de los niños/as es importante limitar las situaciones de inestabilidad y de incertidumbre, ya que les genera intranquilidad y desconfianza. La situación de confinamiento tiene estos componentes de incertidumbre que pueden provocar malestar en los niños/as.

Aunque los niños y niñas son más resistentes que los adultos a los efectos psicológicos de la cuarentena no son totalmente inmunes. El aislamiento, la falta de juego libre y ejercicio físico puede provocar más estrés, peleas entre hermanos incluso influir en su estado de ánimo.
El cambio de rutinas, las noticias que escuchan o
las imágenes que salen en el teleberri pueden tener un gran impacto emocional
en los niños y las niñas más sensibles de la misma forma que puede afectarnos a
los adultos.
¿Qué síntomas podemos notar en los niños y niñas?

Estar muchos días encerrados en casa puede hacer que
nuestro estado de ánimo varíe, que unos días estemos más optimistas que otros,
que suframos momentos de tensión, estrés o ansiedad. Esto puede pasar en los adultos,
pero ¿qué ocurre con los
niños? ¿pueden llegar a sentir estos sentimientos? ¿cómo les afecta a ellos el confinamiento
Aunque en un primer momento pueda parecer
emocionante pasar unos días sin cole, los niños y niñas pueden
experimentar todo tipo de síntomas
en relación con la cuarentena. Salir de casa a diario, tener rutinas,
aprender, jugar con amigos y amigas, correr y saltar son necesidades básicas de
los niños y niñas y cuando no están cubiertas, pueden experimentar todo tipo de
síntomas.
Los niños y niñas que de por sí tienen mucho carácter pueden experimentar más rebeldía, más dificultades para seguir las instrucciones que les damos y una mayor tendencia a responder de malas formas. La mayoría de los niños y niñas demostrarán síntomas como como aburrimiento, cambios de humor y más peleas entre hermanos.

Los niños y niñas más sensibles pueden experimentar alteraciones del sueño como pueden ser las pesadillas y los terrores nocturnos. Pueden acudir a la cama de los adultos con más frecuencia de lo habitual durante la noche o simplemente se pueden mostrar más llorosos. En algunos casos, es posible que verbalicen preocupación y angustia acerca del virus.
¿Cómo podemos actuar?

Establece una rutina diaria. Los niños y niñas notan la falta de rutinas porque estas les permiten saber lo que va a ocurrir y les ayuda a estar más tranquilos. Fijar un horario en papel, cartulina o hacerlo juntos a través de una manualidad que pueda ayudarles a saber lo que va a ocurrir. Les facilitará sentirse más tranquilos/as y pasar de una tarea a otra sin tanto esfuerzo por parte de la familia.

Utiliza el arte como terapia. Dibujar el virus uno o dos días por semana les va a ayudar a canalizar su miedo y preocupación. El simple hecho de poder ver su miedo en un papel, fuera de sus emociones ya les ayudará. Si además utilizamos el dibujo para hablar un poco del virus el ejercicio será mucho más efectivo. Podemos hacer preguntas sencillas como "Explícame cómo es el virus que has dibujado" "¿Y estos dientes?" "¿Te da miedo?" "¿Qué es lo que te asusta?", que ayudarán al niño a expresar verbalmente sus sentimientos. Si tenemos plastilina en casa podemos también hacer la forma del virus y luego jugar a aplastarlos como una catarsis contra el miedo que ayudará al niño/a a sentirse poderoso.

Música para no parar de cantar. Los más pequeños no pueden dibujar, pero sí que pueden cantar. Utiliza canciones infantiles para transmitirles rutinas y confianza. Las canciones son repetitivas por naturaleza y esa repetición de patrones conocidos dará al niño seguridad. Así que todos los días una pequeña sesión de "musicoterapia" será muy terapéutico.

Aumenta tu tolerancia. Los niños y niñas, al igual que los adultos pueden mostrarse más nerviosos durante los días en los que estemos en cuarentena. Es importante que aumentemos nuestro umbral de tolerancia ante los comportamientos de los niños y niñas. Para esto es importante comprender lo que pueden hacer, el efecto que la inactividad tiene en ellos, manejar estrategias para gestionar situaciones difíciles, pero también ser capaces de desconectar y tomarnos un respiro. Todo ello son estrategias de comunicación y educación positiva básicas que todos las deberían manejar.
Toma control sobre las discusiones y peleas. La irritabilidad puede retroalimentarse o apaciguarse. Las peleas entre hermanos/as pueden ser algo relativamente normal en un día cotidiano y también en situaciones especiales como esta. Sin embargo, pueden ir a más y generar un estado general de irritabilidad y malestar. Intenta ser tolerante pero también poner límites y normas antes de que se conviertan en una dinámica habitual durante la cuarentena. Sólo conseguirán que el ánimo de toda la familia se venga abajo. Si ves que son muy frecuentes, comienzan pronto en el día o van en aumento, es momento de tomar el control.

Toma control sobre las discusiones y peleas. La irritabilidad puede retroalimentarse o apaciguarse. Las peleas entre hermanos/as pueden ser algo relativamente normal en un día cotidiano y también en situaciones especiales como esta. Sin embargo, pueden ir a más y generar un estado general de irritabilidad y malestar. Intenta ser tolerante pero también poner límites y normas antes de que se conviertan en una dinámica habitual durante la cuarentena. Sólo conseguirán que el ánimo de toda la familia se venga abajo. Si ves que son muy frecuentes, comienzan pronto en el día o van en aumento, es momento de tomar el control.
Contacto con los seres queridos. Los niños y niñas no saben lo que pasa fuera de su casa y les puede producir cierto miedo o incertidumbre. Una llamada de teléfono o incluso una videollamada con los abuelos, los tíos o sus amigos les va a ayudar a mantener contacto diario con personas que les transmiten amor, seguridad y confianza. Programad cada día una o dos videoconferencias para mantenerlos entretenidos y mantener cierta sensación de tranquilidad.

Tómate un respiro. Durante las próximas semanas el contacto con tus hijos e hijas va a ser muy intenso y por eso, necesitan que te tomes un respiro. Aunque pueda parecer paradójico cuanto menos tiempo te dediques a ti misma o a ti mismo, más separación emocional o frustración sentirás y más resentida estará la relación con tus hijos e hijas. Toma turnos con tu pareja o simplemente establece una hora al día para que vean la televisión. Aprovecha ese rato para desconectar, para leer un libro o simplemente tumbarte en la cama a descansar.

Haced planes especiales. Al igual que los adultos los niños y niñas necesitan estímulos positivos e ilusión para mantener un ánimo positivo. Establece actividades especiales como preparar una pizza juntos, hacer una cabaña o ver una película en familia para mantener la moral de toda la familia alta. Si puedes planificar todos los días una actividad especial, prográmala para el día siguiente y coméntala con ellos y ellas. Así se irán a la cama ilusionados y se despertarán con un objetivo positivo para el día que comienza.
